¿Por qué Bratislava?
Pongo este diario aparte del de Hungría a fondo al ser otro país y tener el viaje la suficiente enjundia para tener un diario propio, que constará como viene siendo habitual de esta introducción, una etapa por día y unas conclusiones finales.
¿Por qué Bratislava? Bueno, no fue nada planeado, en principio íbamos a debutar con los viajes Erasmus (disfruto de una beca Erasmus en Budapest este cuatrimestre) con Cracovia este mismo finde (19-20 de septiembre), ya teníamos hasta grupo formado para ir, pero tuvimos unos problemas de organización (unos libran los viernes y otros los lunes y claro, así imposible) así que tuvimos que optar por un destino de finde, solo sábado y domingo, así que a lunes (nos iríamos el sábado) propuse Bratislava y mis compañeros aceptaron de buen grado. La verdad es que pensé en Bratislava por saber que está cerca (menos de 3 horas en bus) y que tiene un tamaño perfecto para verla en un día, pudiendo tomarnos dos con calma y disfrutándola bien.
El acierto fue pleno, y es que a los 5 nos sorprendió mucha la ciudad, es muy bonita y pequeña. El tiempo acompañó, los dos días soleados aunque sin un calor agobiante (ya estamos en la segunda quincena de septiembre claro) aunque el viento hacía que tuviéramos que llevar la sudadera encima todo el finde y ponerla y quitarla con mucha frecuencia.
Con tan poco margen no teníamos muchas opciones de ir, optamos por la mejor según todas las críticas, que es la compañía checa Student Agency (www.studentagencybus.com/) que ofrece para estudiantes el trayecto Budapest-Bratislava por 3.200HUF (unos 10€) en algo menos de 3 horas (nos salió por unos 20€ en total), un precio muy ajustado y que nos encantó. Intentamos coger el bus que salía de Budapest a las 9:15 el sábado y volver a las 19:45, pero no había plazas en el de ida, así que tuvimos que irnos a las 6 y cuarto de la mañana (el madrugón fue de los que hacen historia) pero bueno, no salió mal al ir durmiendo en el bus y aprovechar desde las 10 de la mañana a patear Bratislava.
Lo siguiente fue buscar el hostel, para lo que mis compañeros delegaron en mí (me dejaron como organizador, que tiene su parte buena -puedo elegir un poco en función de mis gustos- y una mala -da curro- aunque no me importa echar tiempo a esto), y encontré uno bastante bueno debajo del castillo y a dos pasos del centro, el Art Hostel Taurus, que no puedo sino dejar de recomendar.
Fuimos 5 y nos dejaron una habitación de 5 personas, pensé que sería de literas y demás pero para nada, me llevé (nos llevamos) una enorme sorpresa el entrar a la habitación y ver que era superamplia, con 5 camas individuales la mar de cómodas y una mesita en cada una con un par de enchufes, además de un amplio pasillo entre ellas y los armarios. Increíble, el baño compartido con otra habitación impoluto y la atención del personal exquisita, dando excelentes recomendaciones de donde y qué comer, donde tomar algo e incluso del mejor Free Tour.
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